Reflexión "Sobre la Fotografía" de Susan Sontag

Reflexión de “Sobre la Fotografía” de Susan Sontag
La fotografía presenta una dualidad, un significado más allá de la lógica, hacia algo emocional, es variable, osease que la fotografía puede ser uno solo y/o más. La fotografía no se rige simplemente por la cuestión científica, como un aparato reproductor de imágenes, su capacidad de fijar una imagen y hacerla semejante más no igual al de la vida real, sino como representación, deformación ó embellecimiento. Todo en cuanto a la fotografía es difícil de definir, desde su valor, significado, sentido y poder tiene múltiples posibilidades y razones, que son afectadas o influidas por su contexto, es decir, su época, las necesidades/dudas que surgen en ese momento, la tecnología, o específicamente de quién hace la fotografía.

Se entiende que la fotografía empezó como la conocemos por Fox Talbot, por el interés de fijar una imagen como herramienta de apoyo para la pintura. En el principio la fotografía fue una referencia visual para la representación en la plástica, tenía un sentido meramente mecánico, hasta que más tarde el mismo Talbot y otros artistas empezaron a experimentar y apelar por la fotografía como un medio artístico más, al darse cuenta que nadie retrata lo mismo de la misma manera.

Los primeros pasos de la fotografía tomaron como apoyo a la pintura (más tarde sería  a la inversa, y de ahí cada una influirá a la otra) buscando como está la captura de la belleza, como la fotografía europea, y fotógrafos como Juliet Margaret Cameron, Stieglitz, etc., pero otros a diferencia de los primeros decidieron seguir la filosofía Whitemaniana  -basado en la literatura del poeta y escritor Walt Whiteman, del que destaca su texto “Hojas de Hierba” (1855)-, la generalización de la belleza por medio de la cotidianeidad (Ejemplos: la galería Camera Work 291 de Stieglitz, Walker Evans y sus fotografías del subterráneo y la fotografía de la botella de leche de Steichen…) y otros más ambiciosos fueron por la identificación de lo retratado, sentirse semejante al percibir la humanidad (Tomando como ejemplo la galería colectiva “La Familia Humana”, realizada en 1955 por Steichen), y algunos proponían una “belleza” fuera de la normativa o una “no-belleza”/”otredad”, por ejemplo: Arbus, Weston y Antonioni.

Pero la belleza se encuentra, sin importar lo que se retrate, al tomar una fotografía, está en automático la embellece, de la misma forma que la transforma, la imagen retratada no es igual a la realidad, pero es semejante, y esta realidad a la vez cambia después de ser fotografiado. El ser capaz de embellecer hace difícil a la vez discernir entre una buena y mala foto, ¿qué es bueno y qué es malo? ¿qué tiene valor y qué no? ¿qué debe seguir y cuál es el camino correcto de una buena fotografía? Preguntas a las que han querido responder diversos y una enorme cantidad de fotográfos, desde Julia M. Cameron: “la foto es artes que busca la belleza”, para Cartier Bresson una buena fotografía sólo se realiza en blanco y negro, ya que el color pertenece a la pintura, para Weston, bueno es una excelente técnica que equivale a una calidad de foto, para Thoreau una buena fotografía equivale a la siguiente frase “No puede decir más de lo que ves”, mientras otro más plurativos (y el preferido de este texto) como John Szarkowski opina, la fotografía no puede limitarse ni definirse, es decir, que no hay orden ni reglas que establezcan que es una buena fotografía, es importante tomar en cuenta que estos pensamientos pertenecen a un colectivo del momento que se impone, pero al final cambia por el tiempo, entonces la foto no tiene una única respuesta, puede ser una y ser todas, puede perseguir la vida privada y documentar lo público (ejemplo Lewis Hines), puede ser emocional y/o científica.

Otra cualidad variable de la foto, es su significado, a pesar de lo que pueda representar para quién la crea (Dícese cuando otros opinan que la foto se crea así misma, en automático por medio de la cámara) puede significar otra cosa para quien la aprecia. Varía por el lugar en el que se expone, un museo, una galería, una casa, el vestíbulo de un despacho, su pie de foto (en el que algunos artistas e ilustrados de índole moralistas esperan que ayuden a sopesar su significado “original”), el texto dónde se publica, folleto, género periodístico, libro…Por lo tanto el significado de una foto es modificable.

Podemos observar acerca de lo qué es fotografía y lo qué vale, varia de persona a persona, fotógrafos proponen distintos ensayos y críticas, pero al final hay que tomar en cuenta que la perspectiva de la fotografía varía de quien la vea, su época dicta otros ideales, necesidades, dudas según avances tecnológicos, situaciones sociales (Ejemplo la lucha entre la foto y la pintura, la gran depresión, la “liberación” de seres con deformidades al mundo público). Una foto de siglos anteriores puede adquirir un gran valor en tiempos modernos, porque lo que se tomó en ese momento aún si no fuera relevante para ese exacto momento, ahora responde al moderno.

Susan Sontag se refiere a la fotografía como una transgresión, una interrupción o captación agresiva a lo que retrata, que vuelve objeto y lo “separa” de lo que es,  es cierto, la idea de que lo retratado no es un igual, y es una captura semejando a la realidad que sucedió en ese preciso momento, más la fotografía no es una violentación, ni tiene una esencia suave, es una interrupción que no se encuentra en un extremo u otro, el acto de fotografiar es como la fotografía misma, indefinible. Sin embargo,  ser fotografiado si puede entenderse como una intrusión, de ahí que la persona no desee ser fotografiada, algunos en tiempos anteriores y actualmente tribus negadas a la “civilización moderna” capten la foto como una desapropiación del ser, ya sea como se mencionó porque lo que se revela en la foto no es lo qué es, mientras en otros pensamientos más “actualizados” (encajando al estado socio-cultural de sociedades industrializadas) y relacionados con la manera de ver la fotografía, no lo aceptan por un miedo al rechazo, y no verse bellos, porque creen que la foto debe ser bella. La foto embellece, pero embellecer no implica seguir una belleza canónica a sus tiempos.

Ahora, una de las preguntas más importantes o tal vez la más relevante es ¿por qué se hace fotografía? Unos opinan que fotografiar es conferir importancia, que lo capturado es algo que valió la pena conservar por el resto del tiempo, lo que le otorga un valor, razón por la que en los primeros años de la fotografía se creía que la fotografía debía estar “bien trabajada”: ser calificada, culta y trascendente, pero la fotografía puede ser cualquier cosa, la cámara fotográfica no se inhibe a tomar cualquier imagen por más cotidiana que sea, desde una mera botella de leche hasta la imagen del difunto revolucionario Che Guevara. Fotografiar puede ser una arma de batalla, tal vez no contra otros, o el mundo, sino contra uno mismo, desde Arbus tratando de romper esa burbuja de protección de la realidad que le ofrecía su estilo de vida, haciendo del fotógrafo un turista. Otros van por registrar una visión afligida de lo perdido, una perspectiva surrealista de la fotografía, donde la foto vuelve su contenido un objeto melancólico, lleno de sentimentalismo, volviéndolo un memento mori, osease “Ver una belleza en lo que desaparece” (Walter Benjamín, cap. 3 Objetos melancólicos). Kodak influyó de alguna manera en esta visión de tomar recuerdos, para volverse eternos y que son importantes, o en un sentido más capitalista como un reflejo de haber pasado por un momento inolvidable, que por ende es de gran relevancia y DEBE ser fotografiado, justo como todos los demás -este es un buen momento para preguntarse si lo fotografiado por ende es importante o no, si todo lo importante debe ser fotografiado o no-. Esta propuesta comercial tomó como consecuencia que las personas fotografíen sus vacaciones porque fueron relevantes y tienen un valor sentimental, fotografían porque significo mucho para ellos, y por ende debe ser registrado. Este sentimiento de melancolía de la foto fomenta la adquisición de fotografías, la colección de imágenes por tener una significación en quien la resguarda. No hay que olvidar la visión científica, “documental”, donde lo que se fotografía puede ser como un registro de cuestiones culturales neutrales, sin aspiración de un provocamiento, más que simplemente el objetivo de crear un registro –cómo lo ha sido la obra de August Sander y su búsqueda de un seguimiento de la cultura alemana-, hasta por provocar un mensaje que despierte empatía y solidaridad a quien la admira –una arma de doble filo, porque a la vez puede hacer surgir una sensación de alivio, al no estar ahí, esto puede ser por el espacio en donde se publica la foto-. Estos últimos juegan el papel de un héroe, cuya función es inmortalizar algo que va a parecer, siendo incluso a veces los causantes de este perecimiento, como fue las fotografías que tomó Mullberry Bend, en el barrio bajo de New York, que al final fue derrumbado y los pobladores reubicados por Roosevelt en 1880, ó Adam Clark y los indios de Arizona y Nuevo México (1895 y 1904).

  Al final lo fotografiado depende mucho de quien la maneja, de lo que afecta a ese ser, y lo que se propone buscar, “…El fotógrafo selecciona la rareza, la persigue, la encuadra, la procesa, la titula…” (Segundo Capítulo, “Estados Unidos visto por fotografías, oscuramente”), esa rareza es el objeto que provoca una turbación en el fotógrafo según su visión, que personaliza su búsqueda, reflejándolo ó excusándolo en sus ideologías, propuestas y ensayos de la fotografía, que muchas veces no tiene nada que ver con lo registrado. Y es que, esa misma individualidad de cada ser humano que posee una cámara, y captura lo que le apetece, utilizando la cámara como una extensión de su ser para poder ser capaz de realizar su objetivo, cómo los antes mencionados u otros incapaces de explicar, y lo que hace tan rica y variable a la fotografía. Porque aunque la fotografía se atenga al mismo formato, refiriéndose a la realidad (y no al tipo, tamaño y otras variantes de la foto), es quien la captura, quien la personaliza, quien le da una razón de ser, pues la hace existir en un click.


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